Bruselas y la industria comunitaria recelan de la concentración lograda por la empresa en búsquedas, publicidad y sistemas operativos
Google y Facebook se colaron en el imaginario colectivo como algo naíf cuando eran vistas como «startups» cuasi benéficas creadas en el garaje de una casa o en una residencia universitaria. Convertidas ya en gigantes de internet y con los «lobos» campando por Silicon Valley como por Wall Street, su omnipresencia genera ahora suspicacias.La Unión Europea pretende atar de tentáculos al gran buscador; ha puesto bajo lupa sus laxas prácticas fiscales, el trato que da a los datos personales de sus usuarios y el uso que hace de su posición de dominio en el mercado. Washington, por su parte, acusa a Bruselas de querer levantar barreras proteccionistas para frenar el avance de su arrolladora industria tecnológica. La revolución digital ha derivado así hacia una batalla comercial y política y discrepancias judiciales y normativas entre el Viejo Continente y Estados Unidos. La Comisión Europea, a raíz de una denuncia de Microsoft y otras compañías, entre ellas operadores de telecomunicaciones y editores, investiga desde hace un lustro cómo Google, cuyo buscador tiene una cuota de mercado en la Unión del 90% de las búsquedas, ha alcanzado esa posición del control y si hace un uso abusivo de ella. «Cuando se tiene esa cuota de mercado, por muy buena fe que se tenga, se asfixia a la competencia y se produce una situación de abuso», comentan fuentes cercanas a esas empresas demandantes.
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